martes, 13 de mayo de 2014

Cuestión de concentración….

Alba y Nauzet muestreando la roseta.
Foto: Mar Nieto-Cid
Mi nombre es Alba Martínez, soy doctoranda en el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo y esta es mi primera campaña oceanográfica. Desde que empecé mi trabajo en el laboratorio del instituto he escuchado muchas historias acerca de campañas oceanográficas, los intensos momentos del reparto del agua y muestreo en la roseta, días de mar enfurecido, anécdotas del trabajo y de la vida a bordo, por lo que hace tiempo que tengo el gusanillo de surcar los mares y que mi bautismo oceanográfico  sea en el Sarmiento de Gamboa es todo un lujo.

Me he embarcado en esta aventura para estudiar la materia orgánica disuelta en el océano, esa materia de la que tanto se escucha hablar pero que todavía no se tiene muy claro ni su composición ni su papel en los ciclos biogeoquímicos. Lo que sí se sabe es que tiene un papel clave y por eso estamos aquí, cruzando el mediterráneo en busca de respuestas. Y es que el estudio de la materia orgánica disuelta no es tarea fácil ya que aunque hay miles de millones de toneladas de este material en el océano, la concentración en la que se encuentra es muy baja  por lo que no se puede analizar directamente a partir del agua que recogemos con la roseta  sino que la tenemos que concentrar y  aquí es donde entran en juego mis queridos PPLs y la ultrafiltración, de esta última ya hablaremos en otro post. ¿Y que son los PPLs?  Pues los PPLs son los culpables de que cada tres estaciones suba desde las cavernas, o también conocidas como cámara termorregulada a 13ºC (la cual está en oscuridad y hace un frio que pela)  y laboratorio de química, en donde suelo trabajar la mayor parte del día, y me infiltre en una esquinita junto  al ojo de buey en medio de los microbiólogos en el laboratorio principal haciendo pinitos para colocar mis muestras en las alturas. A parte de eso, los PPLs  son  unas resinas dentro de un cartucho de plástico por donde se  pasa el agua de mar y la materia orgánica disuelta queda retenida en la resina, de modo que toda la materia orgánica que hay en dos litros de agua de mar la podemos concentrar en tan solo 6 mL lo que nos permitirá analizarla químicamente.

Alba y los famososo PPLs... Foto: Mar Nieto-Cid
El día en el barco comienza muy temprano con un ajetreo increíble en todos los laboratorios y se alarga a veces hasta largas horas de la noche, aunque entre medida y medida, sobre todo de las matrices de fluorescencia podemos abandonar momentáneamente el underground y despejarnos de múltiples formas:  aprendiendo a hacer pulseras con nudos marineros, intentando bailar la danza del vientre (otra cosa es que se consiga…), haciendo yoga, tomando el sol aunque sea con capucha, charlando viendo el horizonte en busca de algún animalito que se deje ver, viendo una peli, eso sí, con la banda sonora de la alarma del móvil que nos avisa de que toca cambio de muestra ( y por su puesto perdiéndonos el final…)  o viendo  las estrellas desde la proa. En los dos últimos días se han dejado ver tortugas, delfines jugando a nuestra altura en la proa y un montón de medusas. Este trabajo es apasionante y lo es aún más en medio de este entorno inmejorable y el buen ambiente que se vive a bordo.


Por cierto, hoy es San Pancracio…, muchísimas felicidades!

Alba

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