jueves, 8 de mayo de 2014

Mezclando…

Pepe controlando las muestras. Foto: Javier

La primera acepción del término “mezclar” en el diccionario de la Real Academia Española es “juntar, unir, incorporar algo con otra cosa, confundiéndolos”. Esta definición se me antoja muy conveniente para sintetizar lo que el Mar Mediterráneo representa para la fusión cultural de sus pueblos ribereños, la experiencia de vivir y trabajar a bordo del Sarmiento de Gamboa y los objetivos científicos que nos han impulsado a realizar esta campaña oceanográfica.

Hace más de 4000 años que surcan el Mar Mediterráneo sólidas embarcaciones capaces de conectar las costas asiáticas, europeas y africanas que baña este imponente “mar entre continentes”. Estas embarcaciones han sido un vehículo esencial para la mezcla, el mestizaje cultural, forjando ese patrimonio inmaterial que hemos dado en llamar “cultura mediterránea”.

El Sarmiento de Gamboa, que navega estos días el Mar Mediterráneo, es un digno sucesor de aquellas embarcaciones, contribuyendo a que esa mezcla, ese  mestizaje cultural milenario, se perpetúe. A bordo se hablan nada menos que nueve lenguas: castellano, catalán, gallego, alemán, francés, holandés, japonés y ruso. ¿Que son sólo ocho? Es verdad, falta una, precisamente la lengua franca que utilizamos para entendernos: el inglés… aunque, reveladoramente, no sea la lengua nativa de ninguna de las 44 personas que estamos embarcadas. A bordo convivimos, nos mezclamos, profesionales de la navegación, la tecnología y la investigación marina. Hablamos lenguas distintas, tenemos trayectorias profesionales y vitales diferentes. Todo ello, bien mezclado, permite que podamos cumplir los objetivos que nos han traído hasta aquí.
En el laboratorio. Foto: Javier

Estamos en el Sarmiento de Gamboa para estudiar el efecto que la mezcla de masas de agua tiene sobre la composición química y la abundancia, diversidad y actividad de los microbios que viven en el Mar Mediterráneo, especialmente en las aguas de más de 150 metros de profundidad, que nunca ven la luz del sol. Lejos de ser un medio homogéneo, en lo profundo y oscuro del Mar Mediterráneo se mezclan aguas que algún día tocaron la superficie en las Islas Azores (agua superficial atlántica), en el Mar Levantino (agua intermedia levantina), en el Mar Adriático y el Egeo (agua profunda del mediterráneo oriental) y en el Mar de Liguria (agua profunda del mediterráneo occidental). Sobre porque las aguas de superficie de lugares tan dispares terminan por mezclarse en profundidad conversaremos otro día ¿Qué ocurre cuando dos masas de agua formadas en lugares diferentes, que han “vivido” historias desiguales se encuentran, se mezclan? ¿Experimentan también su propio “mestizaje cultural”?  La campaña HOTMIX busca responder, entre otras, a estas preguntas.

Xosé Álvarez Salgado

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